jueves, 20 de mayo de 2010

PRIMERA MISA DE LOS ANDES



El padre Zamora enseña que el cansancio y la desnudez tuvieron su fin cuando fueron recibidos, atendidos, que disfrutaron, dieron gracias por el nuevo paisaje y con la celebración de la eucaristía perpetuaron e inmortalizaron la existencia del territorio especial prehispánico llamado Chipatá. LA PRIMERA MISA El padre Fray Enrique Báez, O.P., fue un dedicado a la historia de la región del gran Vélez, en el archivo de los conventos de ésta orden en Bogotá se encuentra el manuscrito con el nombre de “Monografía de Chipatá”. Por la importancia de la misma y la disciplina con que fue elaborada, se transcribe parte de su contenido: “Todos los escritores sostienen que la primera misa se celebró por Fray Domingo de las Casas en el Nuevo Reino de Granada, fue en Chipatá… Uno o días antes había trepado el campo por la cordillera del Opón y por el sitio de el “El Boquete de D. Jaime” divisando desde ese paradisiaco Balcon, a sus pies el encantador “LLano de San Juan”, que ellos nombraron de “Las Gritas”. El magnifico Acto Religioso que ofrecieron todos los del campo, no los describe el Beneficiado Juan de Castellanos, cuando situa aquel incomparable ejercito de hombres desnudos y ambrientos, cubiertos con las pieles de las fieras salvages, que ellos habian venido devorando por entre la selva; pero en con corazon de leon y con esfuerzos titánicos de invencibles conquistadores, cuando todos de rodillas sobre empinado picacho del Opón, levantan las manos a los cielos y con voz agradesida al Creador de la Naturaleza repiten en cilencio la oración que entona el Generalísimo: “Gracias os doy, Señor de los Imperios, Pués pasamos por aguas y por fuego, Para venir a tales refrigerios, Donde bulge bestial, cruel y ciego, Oiga Vuestros Santísimos misterios, Y donde desterrado la milicia, De vuestra sta fe tenga noticia” un momento de silencio se siguió a esta esclamación gratulatoria y los ojos de todos se saciaron en columbrar el magnífico orizonte de Valles corrientes de agua y serranias que a distancia de muchas leguas serraban el horizonte, horizonte olvidado para ellos, pues durante muchos meses no habían contemplado mas sino el sufrimiento de pantanales, e interminable y oscura selva, siempre sombría y siempre llubiosa. Pasado este estupor tan agradable, pensaron en desender suavemente hacia Chipatá (12 Kilometros) que era el poblezuelo e rancherío más proximo que se encontraba a su paso.
Ya divisaban por una parte y por otra, ranchos salvages de indigenas, cuyos habitantes atemorizados se refugiaban a la mas altas colinas para mirar de lejos a los españoles imbasores que siendo una manotada de hombres (166 había contado el Generalísimo) y algunos pocos caballos, espectáculo novísimo para aquellos pobres salvages que no habían conocido hombres blancos y con barbas y que lanzaban rayos y truenos, montados como ivan sobre tales bestias, que les parecerían a ellos, mostruos. Los tales indígenas no penzaron nunca en inpedir el paso de los imbasores, ni en prohibirles gastar de sus labranzas y entrar a sus huertas a comerce sus maices, yucas arracachas, ahuyamas y algunos otros frutos que abundan en la región. Llegado el campo al pueblo de Chipatá (viejo) prefirieron hacer noche pasando el serrillo de Agatá, que era otro rancherío pero mas vistoso y donde se veían verdes prados para sus cabalgaduras.
Nos encontramos en visperas de la Primera Misa del P. fray Domingo de las Casas en este ultimo lugar, que como al principio de estos renglones, hemos dicho se celebró el 15 de Enero de 1537… dispuso Fray Domingo de las Casas que en aquel pueblo de Chipatá se celebrara el Santo Sacrificio de la Misa, que fue la primera de que se dijo en este Reino. Levantó una cruz en cuya presencia dieron gracias a la Divina Majestad, de que les habia concedido pisar aquellas tierras, en que sin los afanes de buscar la comida, se la traian a la mano…” Pero Báez no sólo se detuvo en mencionar el hecho, también profundizó sobre el lugar donde pudo ser y lo sustentó de la siguiente manera: “…Pues bien, recogiendo sobre el terreno la tradición ilustrada de aquellos lugares, nos hemos formado la convicción de que no fue matemáticamente en Chipatá viejo, sino dos kilómetros al sur, entre ese pueblo y Vélez, junto a la carretera de esos pueblos en el sitio en que todos repiten, llamado Loma de Agatá y al efecto, señalan allí un plano inclinado, que hoy son potreros de señor Juan Manuel Quiroga, en donde como que estuviere el conglomerado de casitas del Cacique Ágata; no me atrevo a ir en contra de esa tradición, pues no tengo fundamento ninguno para ello… una observación: Porque prefirieron los españoles el sitio de Agatá y no el de Chipatá?.
No dejan algunos acontecimientos en la vida del hombre, de tener más explicación que el capricho. El frayle Dominico esperimentaba el anhelo de santificar y consagrar por medio de este acto solemne religioso, la alegria que alborosaba todos los pechos y que habia de poner sello espiritual y religioso a ese acontecimiento…” Aunque él no dejó tiempo para pensar en otras dudas, sobre éste hecho histórico, de ahí que hizo la siguiente aclaración: “…Otra observación: Porque en el futuro se abandonó el consagrado sitio de Agatá por el de Chipatá?, la razón es obia: cuando en el futuro vieron los misioneros franciscanos de Vélez que para una doctrina formal no convenía el rancherío de Agatá por escases de aguas, procuraron formalizar el próximo rancherío de Chipatá, en donde se encontraban todos los suplementos necesarios. Esto no susedía sino pasados los 1551, época en que se fundo dicho monasterio de San Francisco en la ciudad de Vélez. Bello recuerdo de la piedad franciscana se dejo, tanto para Agatá como para Chipatá en el titulo de San Francisco de Anjoui… Tampoco me afana la duda de que por que Chipatá Viejo estuviera hasta 1897 a los dos kilómetros de Agatá, una vez que ese ultimo puesto no havia como organizar pueblo convenientemente por lo faldudo del terreno y en donde lo arreglaron los españoles habían mejores condiciones.
La loma de Agatá tiene por otra parte, un orisonte bellísimo aun cuando reducido el perímetro, por ser casi un filo. El día de que nos interesen más, esos lugares sagrados, allí también se lebantará un monumento a la que fue cuna de cristianos, intereses entre nosotros. Hoy la falda de Agatá es de Juan Manuel Quiroga, y la cresta de loma de los Duartes…” Para este sacerdote dominico todo debía estar claro de ahí que mencionó la connotación Agatá, que explicó de la siguiente manera: “… y ni siquiera me asusta el corte castizamente en latín de Agatá, pues los que conocen el Muisca, saben que aquella lengua es gutural, gusta de la convinacion Agc y asi los chipataes pronuncian Agota y los españoles pronuncian Agatá, que le lleva poca diferencia...” Acerca del nombre de Chipatá José Fulgencio Gutiérrez manifestó “Chipatá (labranza de nuestro padre) chi, nuestro, pa, apócope de paba, amo, señor, superior, encomendero, padre Zipa, (era chi, nuestro y pa, padre). De tal forma que ambos tienen elementos chibchas y por lo tanto fue común oírlos en la época, lo que permitió su ubicación y diferenciación de otros naturales que habitaron en Vélez, acerca de cómo Chipatá absorbió Agatá es claro que las condiciones del primero favorecieron la proyección del poblado. Se debe destacar que Báez se preocupó por los hechos de la época prehispánica y con la enumeración de diferentes datos importantes para el municipio, veía la necesidad de la historia de Chipatá.
Por eso mencionó que la fecha de su fundación fue el 15 de enero de 1537 por parte de Jiménez de Quesada, pero incurrió en un error histórico puesto que el acto de fundación implicaba una serie de elementos en los cuales la celebración de la misa, era una pequeña parte de un largo proceso, para ser reconocida y legitimada por parte del rey; pero en sus manuscritos, no se encontró una explicación en la conformación territorial del municipio, por eso aparecen noticias y noticias enumeradas cronológicamente para formar su historia, entonces resulta conveniente explicar cómo Chipatá formó su jurisdicción territorial y de esta forma, quizá, se complete el juicioso estudio del fraile dominico.

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