jueves, 20 de mayo de 2010

HISTORIA



Fecha de fundación: 08 de marzo de 1537

Nombre del/los fundador (es): Gonzalo Jimenez de Quezada

Reseña histórica:

EPOCA PREHISPANICA

Para enfrentar el recorrido histórico de Chipatá, es necesario hacer referencia a la época prehispánica, tomando dos elementos: la descripción de los cronistas o historiadores coloniales y los estudios arqueológicos de la región de Vélez. Unos porque, como fuente de primera mano, describen situaciones de la conquista, también de la colonia y los otros porque son más detallados y se valen de instrumentos científicos que permiten claridad sobre los hallazgos.
Según algunos cronistas, antes de la llegada de los españoles, se dieron dos aspectos interesantes en la región de Vélez; primero, que fue habitada por los Muiscas y segundo que estos tuvieron subdivisiones a su interior. En el primer caso, varios historiadores incluyeron la región dentro de los dominios Guanes, debido a que durante la colonia, los territorios de las actuales provincias Comunera y Guanentina, que sí estaban formadas por la etnia Guane, hicieron parte de la región veleña, quizá por eso se ha pensado que la actual provincia de Vélez estuvo habitada por aquellos, pero nó, puesto que sus habitantes fueron básicamente Muiscas.
Para el segundo aspecto debe decirse que éste basto territorio acogió parte de la gran familia Muisca, la cual tuvo, en el “Rincón de Vélez”, comunidades de características bien definidas, así que hoy, se tiene referencia de los que pertenecieron a Saboya, a Chipatá, a Guavatá y Orta, los del valle de Sorocota o tierra templada, además de los Carares, que por ser nómadas se incluyeron en la etnia Yarigui. En las crónicas, se menciona frecuentemente al cacique Chipatá, al de Saboya, y al de Tisquizoque, quien según la leyenda sometió a su tribu al suicidio colectivo, antes que permitir el avasallamiento español; lo que no ocurrió con ningún cacique Guane, pues ni siquiera fue nombrado el más famoso de ellos: Chanchón. Para antropólogos y arqueólogos las referencias, siempre han requerido comprobación y verificación. Ambos, mediante el método científico, comparan las descripciones de los cronistas para tener una mediana aproximación a las regiones y luego con el trabajo de campo definen que tan cierto era lo dicho.
En este sentido Carl Langebaek, antropólogo extranjero experto en las diferentes etnias precolombinas, afirmó en varias de sus publicaciones, que los pequeños cacicazgos tuvieron independencia de los Zaques de Hunza, Tundama, Sugamuxi y del Zipa de Bacata. Situación confirmada mediante el estudio de la organización social de los Muiscas, que demostró que no hubo entre ellos, dedicación a servir a los Zaques ni al Zipa mencionados, sino que se ocupaban en la labor y cuidado de sus bohíos y sementeras, no grandes cultivos, solo las siembras necesarias para sostener la familia del cacique, localizadas cerca a los bohíos, configurando pequeños asentamientos con sementeras alrededor de su cacique natural.
De ahí que los supervivientes de los 600 que habían zarpado de Santa Marta, al mando de Gonzalo Jiménez de Quesada, al llegar a estas tierras, encontraron connotaciones distintas a las del río Magdalena. Al respecto don Juan de Castellanos menciona: “Y vistos los buhíos y ramadas, se pusieron a modo de salvagos, bistendose de mantas coloradas, cubiertas las Cabezas con plumajes, con voces altas y regocijada hacen ostentación de nuevo trages, diciendo: “Tierra Buena, Tierra Buena: Tierra que pone fin a nuestra pena, Tierra de oro, tierra abastecida, Tierra para hacer perpetua casa, Tierra con abundancia de comida, Tierra de grandes pueblos, tierra raza, Tierra donde se ve gente vestida, y a sus tiempos no se sabe mal la brasa, Tierra de Bendición clara y serena, Tierra que pone fin a nuestra pena!..” Es decir que Langebaek acertó en su apreciación acerca de los bohíos y demás, ahora bien, para Chipatá es importante esta huella histórica porque fue la primera noticia de sementeras para los españoles. Fray Pedro Simón al respecto dijo: “Como Gerónimo de Inzá con su compañía se dió tan buena prisa a desbaratar a los indios gritones, a que ayudó también, el ver los bárbaros asomar a otra tropa de Caballos que venia un poco sobresaliente del cuerpo del ejército, sin que hallara estorvo ni sucederles cosa de nuevo en el camino, se entraron aquel día, que fue la mitad del mes de enero de mil quinientos treinta y ocho en la provincia de cacique, llamado Sacrecuces, lo que ahora se llama Chipatá…
Rancheárense temprano serca de un poblezuelo ya salidos del Valle de la Grita y entrados en el termino de este Casique Sacre, donde veian a los naturales hacer juntas a cerca de lo que harían con aquellos hombres que asi se les habían entrado en sus tierras y apoderado de ellas y de sus sementeras, y tan sin temor, les parecía ser suyo aquello.” Este dato afirma lo ya expuesto, acerca de los caciques naturales y de lo que encontraron los españoles a su llegada al interior, pero también deja una duda acerca de la fecha de ingreso que se tiene que aclarar.
El cronista Fray Pedro Simón cometió un error al escribir 1538, pero varios historiadores basados en otros cronistas como Fray Alonso Zamora y el mismo Castellanos señalaron que la fecha exacta fue en 1537, por lo tanto se asume que la fecha de ingreso fue esta última. Así pasaron los años y al historia se mantuvo sin objeción, hasta que, entre los meses de julio y agosto de 1992 y de abril a mayo de 1993 se realizó una prospección arqueológica en varios puntos de Chipatá. Actividad que cumplieron las antropólogas Sandra Luz Castro y Viviana Salazar de la Universidad Nacional, sede Bogotá, quienes realizaron trabajo de campo e hicieron hallazgos arqueológicos que aportaron datos y luces al estudio de la época prehispánica del este municipio.

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